La inmutable señora Cospedal,
a pesar de ser dueña de La Mancha,
seguro que no se siente tan pancha
y más bien lo estará pasando mal.
Porque Bárcenas, tesorero infernal,
viendo los monis, se tiró en plancha
y esto a doña Cospe mucho la engancha
pues fue su superiora general.
Este Bárcenas no tenía un bar
para servir cenas y disfrutar:
tenía un zulo secreto y hermético
con una gran cantidad de dineros
en el ladronazo país helvético
para socorrer a los pobres peperos.
(Y doña Cospe duda si lo admite
y se pone patriótica y dimite).