Los moros ya empiezan a moverse
y a importarle nuestras leyes tres pitos.
Y los atontados españolitos
no han pensado aún en defenderse.
Ellos son muy capaces de atreverse
a cometer no importa qué delitos,
porque el vernos tan cobardes y benditos
les hace coger fuerzas y crecerse.
Mientras tanto los cuatro mamarrachos
que aquí pelean por la presidencia,
sin respeto y sin inteligencia,
nos miran como si fuésemos muchachos.
Y se está acabando nuestra paciencia
viendo cómo España se cae a cachos.