En estos días nuestra democracia
ha cambiado su denominación
y si se habla de ella con corrección
hay que denominarla ineptocracia.
Es una tristeza y una desgracia
que tiene entristecida a la nación,
y la causa un gobierno muy simplón
que se ha doctorado en ineficacia
Si conoce alguna persona inepta,
vaga, impreparada y medio bobera,
el presidente enseguida la acepta
y el partido la nombra consejera.
Hoy los ineptos y los vividores
son nuestros jefes y gobernadores.