Abortar es un verbo tenebroso,
pues conlleva una acción muy criminal,
pues se trata de matar a un chaval
con un método cruel e ignominioso.
Abortar es un verbo vergonzoso
que para muchas ha sido fatal,
pues la carnicería acabó mal
y dejó atrás un trauma doloroso.
Aunque se lo calla, la ciencia sabe
que con frecuencia el trauma postaborto
no es ni momentáneo ni tampoco corto,
y a menudo tremendamente grave.
Pero no así para los aborteros
que con ello ganan buenos dineros.