El tipo salía en televisión
y fue escogido por un editor,
que le hizo un contrato muy tentador
para escribir un libro “de ocasión”
Él, de escribir, no tenía noción,
pero el trato era muy halagador,
pues no exigía ninguna labor
porque otro le haría la redacción.
Pasado el tiempo salió el libro un día,
y el seudoautor lo anunció por la tele,
a muchas marujas les dio un telele
y fueron corriendo a la librería.
El texto del libro es pura morralla,
igual que lo que él habla en la pantalla.