El feroz lndependentismo vasco
es bestial, primitivo y deprimente,
pues lo buscan matando a mucha gente,
y esto a cualquier persona le da asco.
El alma de un etarra es un peñasco,
y él un poseso fanático inconsciente,
porque en su pobre y primitiva mente
existe confusión y un gran atasco.
Y uno no halla explicación racional
para explicar que un pueblo tan cristiano,
con una historia tan fenomenal,
le haya tendido generosa mano
a un grupo tan salvaje y criminal
que tiene más de bestia que de humano.