El ladrón Jordi Pujol no está preso.
¿Dónde demonios está la justicia
si este sórdido modelo de avaricia
está socialmente del todo ileso?
Prenderlo, conlleva todo un proceso
que tiene buena parte de estulticia,
y que, como muy bien vemos, propicia
un atropello social muy expreso.
Otro ejemplo también muy evidente,
que tiene a las gentes muy indignadas,
es que ahora tengamos un presidente
que tiene unas credenciales copiadas.
La mecánica de la jurisprudencia
tiene una buena dosis de indecencia.