Salvador Freixedo

Estoy muy triste, vengo de un entierro,
y tengo el corazón muy dolorido ,
porque él era un familiar muy querido,
era mi compañero, era mi perro.

Está a mi lado si los ojos cierro,
porque en mi corazón, él tiene un nido.
Siempre cariñoso y agradecido,
mi vida ahora sin él, será un destierro.

Venía siempre conmigo a mis paseos,
obediente, juguetón y contento,
pero siempre muy alerta y atento

para cumplirme todos mis deseos.
En estos momentos, me lo imagino
mirándome desde algún cielo canino.

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