Hay gente que es mala pero es muy lista.
Entre los políticos esto es muy frecuente
pues por lo general son una gente
sin corazón, buscona y egoísta.
Su sonrisa fingida te despista,
y aunque te parezca muy diligente,
deseoso de ayudar y complaciente,
nunca su bienestar pierde de vista.
Veo cómo cabildean y me admiro.
Olvidados de dar buenos servicios,
piensan solo en sus propios beneficios
y al terminar, llevarse un buen retiro.
Militando en un sistema apestado
un político no puede ser honrado.