Los jefazos del Poder Judicial,
que de justicia deben ser la estampa,
resulta que también nos hacen trampa
y practican la justicia muy mal.
Por lo visto, el Consejo General
se ha portado como si fuera un hampa
porque ley y justicia se la zampa
como si fuera una cosa normal.
Sintiéndose al frente de la justicia
el puesto a algunos los volvió algo chulos
y muy calladamente y con pericia
hacían unos contratos fatulos.
Si los altos tribunales son saraos,
el país está ya al borde del caos.