Los setenta muertos del camión,
los doscientos ahogados en el mar,
y los sirios huyendo de su hogar,
llenan el alma de consternación.
En Irak cada día una explosión,
el ISIS se empeña en decapitar,
la diplomacia en Israel, es matar,
y en Medio Oriente todo es destrucción.
¿Por qué existe tanto odio y tan profundo?
¿Por qué somos todos tan inhumanos?
¿Por qué no nos portamos como hermanos?
¿Por qué el ser humano es tan iracundo?
Pues porque no somos buenos cristianos
y nos engaña el “príncipe de este mundo”.