Los juristas están mudos
ante unos parlamentarios
incultos y estrafalarios,
que como son muy boludos
legislan preceptos rudos,
feminazis y sectarios,
propios de gentes de armarios,
muy injustos y muy crudos.
Los acusados varones,
aun si son gentes amables,
siempre serán los culpables,
violadores y bribones.
Y ante estos desaguisados,
los juristas, tan callados.