No se enteran y siguen en la luna,
no ven que el pueblo se está cabreando
y siguen a los bancos ayudando
con una vil obediencia perruna.
Nos dan la impresión de una gran tontuna
porque siguen a todos apretando,
pero la calle se sigue caldeando
porque empieza a notarse ya la hambruna.
Aumentan cada día los parados,
protestan los institutos y escuelas,
no oyen los llantos de los desahuciados
y solo escuchan a los de Bruselas.
Los de la Hacienda van de tumbo en tumbo
y esto va mal si no hay cambio de rumbo.
Y aunque las cosas no son nada gratas
que nos libre el Señor de otros sociatas.