Políticos, el poder os estropea,
y al momento en que os sentís triunfadores,
os olvidáis de todos los valores
y os convertís en una cosa fea.
Una triste minoría os jalea,
pero multitudes mucho mayores,
os miran como a unos grandes traidores
y mil clases de males os desea.
Os hacéis petulantes, chulos, vagos,
estáis solo atentos a los halagos
y ya no parecéis como erais antes.
Pensáis que sois como unos reyes magos,
y una de vuestras lacras importantes
es que despreciáis a vuestros votantes.