Salen al escenario muy cargados;
mucho alcohol con pastillas y cocaína,
viajes de LSD con heroína,
y muy cerca de estar endemoniados.
Se mueven frenéticos impulsados
por alguna fuerza luciferina
que los llena de furia y los domina
y que los tiene del todo embrujados.
La masa oye al rockero hipnotizada,
y sumida en trance, se balancea,
de la letra que oye no entiende nada.
Porque solamente es una berrea.
que además de ser estruendosa es fea
y más bien parece una cencerrada.