Quiero escribir un soneto simpático
que tenga un fondo sabrosón y ético,
pero sin que llegue a ser homilético,
porque hoy, para eso, ya soy apático.
Dirán algunos que soy un lunático,
y que juego mucho con lo fonético,
pero me produce un placer estético,
muy semejante aun orgasmo extático.
Como me considero muy patriótico,
aborrezco el pudridero político,
con el que estoy enfadado y soy crítico,
porque lo han convertido en algo caótico,
que va teniendo mucho de mefítico
y convirtiéndose en algo neurótico.