Soy el espíritu de un niño abortado;
me instalé en el vientre de una mujer
y poco a poco comencé a crecer
pues estaba felizmente instalado.
Yo ya tenía muy bien calculado
el día que me tocaba nacer,
y pensarlo me daba gran placer
imaginando a mi madre a mi lado
llenándome de besos y de abrazos.
Pero vi entrar un instrumento cortante
que con terrible saña, en un instante
comenzó a darme muchos navajazos,
y tras carnicería horripilante
me sacaron afuera hecho pedazos.