Reconozco que soy muy terrenal
porque estoy hecho de huesos y piel;
pero no sería del todo fiel
si no añado que soy espiritual.
Lo que es divertido y lo material
me han hecho siempre guerra sin cuartel,
pues lo mundano, aunque es solo oropel,
ejerce una atracción fenomenal.
Nada ya en este mundo me desvela
porque todo ya más que visto está.
Mi mente ahora, de ordinario, vuela
por los paraísos del Más Allá.
Porque eso de encontrar a un Dios con ira
es una muy estúpida mentira.