Te dejaste matar, y no lo entiendo,
y esto pone a prueba toda mi fe,
porque por muchas vueltas que le dé,
me desmoraliza y no lo comprendo.
Llevas en la cruz mil años muriendo,
y la gente pasa y cuando te ve,
ya ni siquiera pregunta por qué
pues hace mil años que te está viendo.
Viniste a liberarnos de un pecado,
un pecado muy grande y misterioso,
que nunca nadie bien nos lo ha explicado.
Pero aunque el mundo sigue empecatado,
yo creo en un Jesucristo glorioso
y entre sus seguidores me he fichado.