Ya no tenemos poder judicial.
Los tribunales han sido invadidos
por unos perversos entrometidos
que a la justicia la tratan fatal.
A muchos, las leyes les dan igual,
pues sólo obedecen a sus partidos
con los que ya estaban comprometidos
con un pacto traidor y desleal.
Muchos en esta empuñetada grey,
de la que el pueblo ya poco se fía,
conmutan su respeto por la ley
por la obediencia a alguna ideología.
Hoy día en la casta de la balanza
mandan el miedo, la fama y la panza.