“Yo me iré, y se quedarán los pájaros cantando”.
Eso dijo hace años, el maestro Juan Ramón,
y ahora está en mi mente con amor y emoción,
pues a él y a su Platero los estoy recordando.
Yo también he de irme, pero pregunto ¿cuándo?
Esa es por el momento mi sola petición:
Que me den algún margen o alguna antelación
para arreglar mis cuentas e irme preparando.
Sin excepción alguna, después que yo me muera,
tras el ceñudo invierno vendrá la primavera,
y silbarán los mirlos y brotarán las rosas,
y un perfume de flores nos traerán las brisas,
y veremos de nuevo cientos de mariposas,
y niños correteando, entre juegos y risas.