El señor marqués de Galapagar,
propietario del tremendo casoplón,
está furioso con Errejón
y dice que lo quiere castigar.
Pero Carmena lo quiere adoptar,
para ver si con él, al alimón,
se hacen dueños de la situación
y expulsan al Partido Popular.
Tras dos largos meses en su palacio,
rompiéndose el pecho por sus criaturas,
viene dispuesto a implantar dictaduras,
con el Falconeti, rey del espacio.
Votar Pablo, Carmena o Errejin,
es tener, en vez de sesos, serrín.