El cinismo de nuestro presidente
es muy desafiante e indecible,
como quiera que se mire, es increíble,
solo explicable en algún delincuente.
Es muy propio de alguien que es prepotente,
y resulta a todas luces tan horrible,
que superarlo parece imposible,
y se está convirtiendo en maloliente.
Premia la catalana rebelión,
desprecia de mil modos la bandera,
despilfarra de suicida manera
los dineros de toda la nación.
¿Cuál habrá sido nuestro gran pecado
para merecer a este descarado?