A la gente la quieren engañar
pues conocen el arte de mentir,
el llamado derecho a decidir
es en verdad, derecho a matar,
y no hay ley que lo pueda autorizar.
La cruel lanceta interrumpe el latir
de un corazón empezando a vivir,
pero el medicucho quiere cobrar.
Si acaso tiene hijos el abortero,
con ellos tal crimen no cometió.
Entonces más humano se portó
y no trabajó como un carnicero.
Pero reflexionando, pienso yo:
¿no será porque no había dinero?