Al contubernio de LGTB,
enemigo de la clásica familia,
le falta la Zeta de zoofilia
para que del todo completo esté.
El tener la Zeta le da caché,
porque esta antinatural parafilia,
en un ciento por ciento se concilia
con este ilustre grupo de chipé.
Con la Zeta se completa el cupo,
y a nadie debe parecerle mal,
pues en la filosofía del grupo
tiene mucho valor lo genital.
Debe ser en extremo emocionante
el enamorarse de un elefante.