Aqui estoy yo despierto mientras el mundo duerme;
“mi sien como una torre la inmensidad vigila”
y viendo tantos males, mi espíritu vacila
porque me siento débil, ya sin fuerzas e inerme.
Mi ego me aconseja que es mejor no moverme
y que siga en mi lecho con mi vida tranquila,
mas lo que oye mi oído y que ve mi pupila,
no me deja estar quieto y me impide contenerme.
Las armas que yo tengo son mi pluma y mi mente
porque con ellas creo que despierto a la gente
y siempre pienso usarlas mientras Dios me dé vida;
porque tras tantos años de una tele podrida
el pueblo necesita un revulsivo urgente
y consejos que frenen esta marcha suicida.