Este planeta es un lugar furibundo
repleto de miserias y de dolores,
porque unos cuantos misteriosos señores
llenos de un gran egoísmo nauseabundo,
lo han convertido en un triste infierno inmundo.
Pero los que causan tantos sinsabores
no son solamente estos abusadores,
sino el maldito Príncipe de este mundo.
El dicho parece algo maquiavélico,
pero está muy lleno de sabiduría
porque es todo un versículo evangélico
y Jesucristo al hablar nunca mentía.
Aunque no lo parezca, este soneto
tiene la clave de un tremendo secreto.