En la desventurada Cataluña
ya no existen las corridas de toros,
y los bancos se llevan sus tesoros,
y eso a Junqueras mucho lo enfurruña.
Puigdemont metió mucho la pezuña,
y con la secesión todos son lloros;
solo falta que les lleguen más moros
y que haya epidemia de chicunguña.
En ABC el periodista Gistau
escribió y ha dejado muy tocada
a la inculta y catastrófica Colau.
Y para terminar la charlotada,
ahora resulta que los del Palau
están limpios pues no robaron nada.