Esta gran farsa que estamos viviendo,
que los ingenuos llaman democracia,
se ha convertido en una gran desgracia
que pacientemente estamos sufriendo.
La paciencia la tenemos hirviendo
al ver que todo es una gran falacia,
porque nos gobierna la cleptocracia
de un grupo que del pueblo se está riendo.
Aquí el triste pueblo no manda nada,
es ingenuo y se deja convencer,
y en cuanto el grupo consigue el poder
le dan al pobre pueblo una patada.
Y viven tranquilos los muy bribones
hasta las venideras elecciones.