Las mujeres ya no quieren procrear;
uno solo, y lo más, la parejita,
pero la sociedad más necesita
pues con uno o dos, se va a suicidar.
La mujer se fue afuera a trabajar,
no quiso oír al chiquillo que grita,
y aunque el curre la libertad le quita
al fin de mes sabe que va a cobrar.
Por ser infértiles y calzonazos,
llegan moros, oleada tras oleada,
y mujeres de cabeza tapada
que no le temen a los embarazos.
No quisimos niños en los hogares
y tendremos moritos a millares.