Muchos tienen sus egos muy inflados,
pues trabajan en la televisión,
y al dar en la pantalla su opinión
ya se consideran muy prestigiados.
Otros también se ven muy encumbrados,
quieren que los traten siempre de “don”,
pero en cuanto se bajan el calzón
quedan como todo el mundo, encuerados.
El tener un exceso de amor propio,
afecta mucho nuestras facultades,
pues se cambia en veneno peor que el opio
y hace que hagamos muchas necedades.
La virtud de muchas celebridades
solo se puede ver al microscopio.