En nuestra política, un asesor
es un individuo bien enchufado
que logró su cargo el muy descarado
porque es amigo de algún gran señor.
No espere que trabaje ¡por favor!
porque ese puesto se lo han regalado
para que ordeñe vilmente al Estado
sin que ello le cueste ningún sudor.
Ser tan sólo asesor, sin trabajar,
es una vil manera de robar.
Y en esta pobre España desgraciada
hay miles de ilustrísimos señores
que cobran un gran sueldo y no hacen nada
porque alguien los nombró sus asesores.