La elección de jueces es cosa sagrada
que no puede depender de los partidos;
estos eligen a sus consentidos
y esperan el derecho de pernada.
Hoy la elección es cosa muy pactada
y los letrados que son elegidos
para siempre quedan comprometidos
a devolver más tarde la tajada
La elección hoy está llena de vicios
y se hace siempre “de aquella manera”
sin atenerse a la hoja de servicios
o a las buenas notas de la carrera.
Y con frecuencia el nuevo funcionario
forma parte de un rito hereditario.