En la cloaca del poder judicial
hay un tufo que a todos nos apesta,
porque hay jueces a los que les molesta
obedecerle al Código Penal.
El inútil Consejo General
duerme desde hace décadas la siesta,
pues allí también se les indigesta
el documento constitucional.
Uno de nuestros fatídicos males,
que nos tiene a todos muy deprimidos,
es que nuestros mayores tribunales
están al servicio de los partidos.
Las sentencias de algunos grandes jueces
no pasan de ser jurídicas heces.